miércoles, 24 de diciembre de 2008

Adaptaciones de las aves de presa # 2

Visión

Adaptaciones especiales: a) ojos grandes y agudamente curvados, para captar una gran área de luz, en algunas especies sus ojos pesan más que su cerebro. b) las lentes están distantes de la foveas, permitiendo visión telescópica. c) retina altamente dotada de células sensoriales, especialmente de conos sensibles al color en ambas foveas, obteniedo muy alta resolución en la imagen retiniana. d) múltiples conexiones nerviosas para una visión binocular para percibir relieves y distancias, lo que sumado a la superposición de imágenes, en el cerebro del ave, les permite recibir una imagen amplificada. e) fuertes músculos que dirigen la apertura de las pupilas, los movimientos precisos del globo ocular y la curvatura de las lentes; todo esto para un enfoque preciso, un ajuste veloz y gran adecuación a diferentes intensidades luminosas. Las aves rapaces nocturna disponen, además, de adaptaciones para la visión nocturna, con grandes pupilas circulares para captar los dispersos rayos de luz.

Los imprescindibles ojos de las aves rapaces, especialmente en las diurnas, están protegidos por robustos arcos superciliares (que le confieren un aspecto feroz) y una membrana nictitante transparente (tercer párpado) que se cierra de arriba a abajo, al revez que en otras aves. Todo esto les permiten mantener a cubierto sus ojos ante eventuales riesgos en los ataques a sus presas.

Las lechuzas ven perfectamente de día y de noche, por lo que más que buena visión posee una estructura en el ojo que les permite orientarse, aún con muy poca luz y por sobre todo con su oído muy desarrollado. Mejoran, más aún, él calculo de profundidad con movimientos laterales de sus cabezas, lo que les permite ver el objeto desde diferentes y varios ángulos. Sus ojos son alargados, esto se debe a que sus córneas y lentes están muy agrandados, lo que hace perder esfericidad al globo ocular y por consiguiente impide que los ojos puedan girar dentro de sus cuencas. Compensan esta inmovilidad ocular torciendo la cabeza para orientar los ojos al objetivo, pudiendo realizar giros de hasta unos 270º. Esta gran movilidad de la cabeza es muy útil para la orientación acústica. Otra adaptación a la penumbra es la enorme dilatación que sufre la pupila, hasta el extremo que puede hacer desaparecer el iris. Por el contrario cuando fluye luminosidad la pueden contraer poderosamente.

Audición

Poseen un agudo oído, especialmente las rapaces nocturnas que se caracterizan por una orientación acústica, a diferencia de las rapaces diurnas, que están adaptadas a una orientación básicamente visual. En los buhos y lechuzas todos los sonidos son recibidos, en primer término por el disco facial, una disposición particular de plumas muy densas y cortas íntimamente conectadas entre sí y dispuestas alrededor de los ojos, actuando como verdaderas antenas parabólicas que orientan los sonidos hacia los oídos. A falta de un pabellón auditivo, propiamente tal, poseen aperturas auditivas dotadas de un pliegue de piel denominado el halda pleaural. Esta estructura puede moverse a voluntad del ave. En algunas especies hay asimetría en los oídos, disponiéndose uno mas alto que el otro de tal forma que pueden localizar con gran precisión el sonido que emite la presa y capturarlo, aún en la más completa oscuridad. La secuencia de captura es la siguiente: a) el ratón hace ruido, b) la lechuza orienta disco facial hacia la presa, c) un oído (el más cercano al sonido en el plano horizontal) lo percibe antes que el otro, d) el cerebro calcula su posición en este plano, e) un oído lo percibe primero, ahora en un plano vertical, por la localización asimétrica de sus oídos, f) el cerebro localiza el sonido en tres dimensiones, g) la lechuza alza el vuelo y se lanza tras la presa, h) si el ratón se mueve el cerebro hace los ajustes inmediatamente, i) la lechuza ubica sus patas hacia delante y las cierra donde calculó que estaba el ratón, j) dispone sus patas hacia delante y las cierra rápidamente en el lugar previamente calculado. Esta habilidad para localizar sonidos es conocida como "escucha direccional".

Para que esta técnica funcione el ave necesita silencio para escuchar y silencio para sus alas no emitan ruido que alerten a su presa. Para lograr esto posee una adaptación en sus plumas que cuentan con un diseño desflecado y acolchado, que reduce notablemente la fricción entre las plumas al batir las alas y el sonido del aire al ser "cortado" por las alas.

Vocalizaciones

Las aves emplean las vocalizaciones para expresar distintas estados anímicos, tales como miedo, alarma, enojo, etc. De este modo cada especie cuenta con un repertorio de señalizaciones acústicas bien definidas. Las vocalizaciones pueden separarse en dos tipos: las llamadas de reclamo y el canto verdadero. En las aves rapaces son relevantes el primer grupo y tienen como objetivo transmitir diferente tipo de información. Las vocalizaciones de llamado corresponden a sonidos breves de estructura acústica simple, sin un patrón definido y compuesto de no mas de dos sílabas. Por este motivo las aves rapaces no poseen cantos que están estructurados por notas seriadas, largas y armoniosas emitidas en claras secuencias y patrones definidos.

Mimetismo

Las aves rapaces nocturnas han desarrollado adaptaciones para no ser percibidas durante el día. La primera es un diseño mimético del plumaje con el ambiente donde viven, café a grises en ambientes boscosos, tonos más claros en espacios abiertos y tonos ocres en ambientes desérticos. Otra adaptación es poseer "fases" de coloración. Los penachos son plumas en la cabeza para difuminar la redondez y simularse con las ramas de los árboles, tal es el caso del tucúquere (Bubo magellanicus) y sus singulares "orejas".

Las egagrópilas

El funcionamiento del aparato digestivo difiere según la dieta, y en las rapaces el alimento permanece menos tiempo en el buche que en el de las aves granívoras; pasando muy rápidamente a la molleja, sección donde la presa es triturada por el estómago muscular separándose las porciones digeribles de las indigeribles. Estas últimas están compuestas de tegumentos como pelos, uñas, plumas, culmenes y huesos. Todos estos elementos no digeribles son acumulados en un bolo denominado egagrópila que el ave expulsa mediante un movimiento peristáltico negativo del esófago, el que es estimulado por la acidez que produce la ausencia de alimento, especialmente de proteínas y grasas.

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Centro de Estudios Agrarios y Ambientales (CEA)- Valdivia

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